Cuidados y cría

*Instalaciones
La cría del gusano de seda se realiza bajo techo, en estructuras especialmente preparados, puesto que en su evolución, en poder del hombre (domesticación) dependen absolutamente de los cuidados que le brinda el sericicultor. Una vez que nacen las larvas son colocadas en bandejas especialmente preparadas que generalmente, están confeccionadas con cartón corrugado nuevo o usado (libres de productos químicos) o con entretejidos de cañas vacías. Las bandejas, a su vez, se pueden acomodar en estanterias para aprovechar mejor el espacio.

Alimentación
El alimento natural de los gusanos de seda son las hojas de la morera (Morera mor-vos y Morera nigra). Durante los primeros dos estadios de las larvas convienen seleccionar las hojas más tiernas de la planta (corazones) y picarlas en tira: angulares para conseguir un mejor aprovechamiento.
La cantidad de hojas de morera que consume cada larva no representa mayor problema, excepto en la quinta edad, cuando el hambre del gusano es insaciable. Para una cría de 25 gramos de huevecillos, cantidad adecuada para una vivero rural, son necesarios un total de 786 kilogramos de hoja para toda la crianza. Tradicionalmente la sericicultura ha sido considerada una actividad del todo casera, porque sus cuidados no necesitan gran fuerza y los pueden realizar niños, mujeres y ancianos. Las tierras más propicias para la crianza son aquellas que se encuentran en regiones cálidas tropicales, con una altitud por bajo de los 100 metros, aunque a las regiones frías también se puede obtener, pero no de la misma calidad.
El alimento será consumido por las larvas en la medida que el mismo se encuentre fresco. Una vez marchita habrá que cambiar la comida. A partir del tercer estadio (segunda muda: las larvas son capaces de comer hojas enteras, y durante la quinta etapa se los proveen de ramitas enteras de morera.
La acumulación de residuos en las bandejas de crianza (hojas marchitas y excretas de las larvas) hace necesario proceder a sacar los mismos, puesto que su permanencia constituiría un posible foco infeccioso. El cambio de las bandejas y su limpieza se conoce como deslechado o cambio de cama.
Esta operación consiste a aprovechar la voracidad de las larvas, colocando sobre la bandeja vieja la cama a renovar, separadas por un papel perforación o una tela tramada plástica. Esta red permite el paso de las larvas hacia el alimento fresco y el fácil traslado de la cama a una bandeja limpia y desinfectada. A los contenedores usados se los recicla limpiándolos y desinfectándolos con productos químicos y rayos de solo.
El contenido de la cama que se retira puede ser usado como forraje para rumiantes, no rumiantes o enmienda orgánica para suelos. Hacia el final de la quinta etapa o estadio larvas (aproximadamente a los 35 días) se tiene que construir un bosque artificial porque los gusanos puedan ascender con facilidad a tejer el capullo. Para lo cual se pueden utilizar filamentos plásticos, espigas de melca de escoba o ramitas de distinta procedencia.
Estos bosques se colocan alrededor de las bandejas de crianza permitiendo continuar con la alimentación por el tiempo que sea necesario. La construcción de los capullos se realiza entre  3 y 4 días. Una vez finalizada, en el interior del mismo el gusano realiza su metamorfosis pasando del estado de larva al de crisálida. Esto ocurre entre los 12 y 14 días de haber culminado el tejido de los capullos, momento en el que emerge la mariposa. Inmediatamente después de salidas del capullo, las mariposas se encuentran en condiciones de realizar la copula, que tarda alrededor de 24 horas. 
 Luego de ello, las hembras comienzan a deponer los huevos, que paulatinamente pasan de un color amarillento claro a otro de color marrón. Un capullo está constituido fundamentalmente por tres partes o componentes: un tejido de seda muy laxo, conocido con el nombre de "borra", que sirve de soporte del capullo al bosque y que se vende como seda de segunda calidad; el capullo propiamente dicho, constituido por la secreción continua de seda en un solo hilo de 800 a 1.400 metros de largo y, en el interior, restos de borra interna junto al insecto en estado de crisálida o pupa. 
Los capullos pueden ser vendidos a la industria manufacturera de dos maneras, como capullos frescos o verdes (sin que se haya matado al insecto), o bien, en estado de secos o muertos. Esta decisión incide en el precio de la venta. La muerte del insecto ubicado en el interior del capullo detiene el ciclo biológico y permite conservar fácilmente el producto a manufacturar. 
La muerte o sofocado de los capullos puede realizarse por exceso de temperatura (mediante vapor de agua, autoclave o sol) o por la acción de agroquímicos (como el bromuro de metilo). Cualquiera sea la metodología adoptada para la muerte del gusano, la comercialización se realiza al peso. 
El capullo es una envoltura que guarda la magia natural
El hilito de seda sale de la hilerilla cubierto de “gres”, una especie de goma amarilla que, más tarde, se ablanda con el agua caliente, cuando se tratan de devanar los capullos.
Una vez que el gusano ha madurado o llegado al final de la quinta edad, busca un lugar seco y propicio para fabricar su capullo. Quienes los crían les colocan a su alcance un tejido de ramas secas bien desinfectadas, pues la limpieza es vital par, que los gusanos no se enfermen. Los gusanos trepan por el encabanado para formar una red irregular que está sujeta a las ramitas, entonces comienzan a tejer su prisión fabricando, alrededor suyo, una  envoltura oval, dándole forma de "8" con los movimientos de la cabeza. Al cuarto día, el gusano ha terminado de vaciar sus glándulas sedosas y pasa a una etapa de sueño profundo.
 La crisálida se transforma en mariposa al cabo de veinte días. Al salir, agujera el capullo, rompiendo los hilos de seda. El macho, entonces, busca pareja. Cuando encuentra a su hembra, fija sus ganchos copuladores en ella y el acoplamiento dura varias horas para lograr fecundar todos los huevecillos. Poco después de poner su producto, muere.
A partir del décimo día, los agricultores pueden desmontar las hojas y separar cada capullo, quitándole la borra y las impurezas. Hasta entonces, la crisálida sigue viva y en proceso de metamorfosis, por lo que es necesario interrumpirla a través de el "ahogado” con el vapor o con aire caliente. Inmediatamente después se procede al secado", que es igualmente importante para evitar cualquier residuo de humedad, ya que puede manchar los finos hilos, perdiéndose definitivamente el capullo. Una vez que ha concluido el secado, el capullo vuelve a tomar su forma corporal, con la misma finura pero sin vida. 
Aquí concluye la actividad del agricultor, iniciándose entonces el trabajo de la industria textil. Para deshilar el capullo, que puede tener hasta 1.500 metros de hilo, se hacen macerar en agua caliente, una temperatura de 80 a 100 grados centígrados, para que se ablande y limpie de la goma o gres que lo acompaña. Al devanado simultáneo de varios capullos se le nombra seda cruda o en greña y, para lograr la uniformidad, es preciso unir varios hilos crudos y alimentarlos de tal manera que se puedan "torcer" para darles forma y facilidad de movimiento.
Después se cuecen los hilos con agua de jabón, para lograr desechar totalmente el gres que los envuelve. Tras el proceso aparece, finalmente la seda cocida, suave al tacto, flexible, blanca y brillante.
En el Brasil, en junio de 1993, el kilo de capullo fresco alcanzó un precio de acopio de 1,97 dólares. Pero hay constancias de precios excepcionales de hasta 5 dólares en oportunidades de escasas cosechas y altas demandas.